Con un sueldo normal, antes te comprabas un piso. Hoy te alquilan una habitación con gotelé, humedad vintage y vistas al patio interior por 900 euros. Y, encima, dan gracias. La situación ya no es dramática, sino grotesca. Nos han domesticado con la precariedad y aún esperan que lo aplaudamos. Dicen que es normal vivir con tus padres hasta los 35. Normal compartir piso con tres desconocidos y una wifi que no llega al pasillo. Normal pagar medio sueldo por cuatro paredes y una cisterna que gime.
Nos dicen que es el mercado. Como si fuera Dios. Como si no hubiera manos manejándolo. En Madrid, te piden nóminas de 3.000 euros para una caja de zapatos. En Barcelona, el alquiler se come el 80% del salario medio. Y, mientras tanto, edificios vacíos, comprados por fondos buitre que juegan al Monopoly con nuestras vidas. Lo mejor es cuando te acusan a ti. Que si te gastas todo en aguacates. Que si te vas de viaje. Claro, cómo no vas a huir un fin de semana si tu “hogar” tiene más goteras que intimidad.
La única forma real de acceder hoy a una vivienda es heredar. No estudiar. No trabajar. No esforzarte. Heredar. Y si no lo haces, prepárate para ser inquilino eterno, sin derecho ni siquiera a pintar las paredes. Los propietarios te suben el alquiler sin pestañear y te piden que cuides el piso “como si fuera tuyo”. No es tuyo. Nunca lo será. Ellos lo saben. Tú lo sufres. Nos han hecho creer que es culpa nuestra no llegar. Que no tenemos ambición. Que no somos productivos. Que no somos “inversores”. Pero las cifras no mienten: los sueldos son de becario eterno y los precios, de oligarca. ¿Quién ha montado esta trampa? Y luego preguntan por qué no tenemos hijos. Que si somos egoístas. Primero, danos un techo. Luego hablamos de cunas.
Esto no va de economía, sino de dignidad. De futuro. De derechos. Va de una generación entera que sobrevive a base de barritas energéticas, ansiedad y paredes de papel. Y cuando ya no puedas más, te venderán su “solución”: microviviendas, cápsulas urbanas, pisos colmena. Todo “inteligente”. Todo “sostenible”. Todo perfectamente infeliz. Porque esta estafa viene con envoltorio moderno y sonrisa de asesor inmobiliario. No es progreso. Se trata de una estafa con calefacción opcional.
Autora de Siente y vive libre, Toda la verdad y Vive con propósito, Técnico de organización en Elecnor Servicios y Proyectos, S.A.U. Fundadora y Directora de BioNeuroSalud, Especialista en Bioneuroemoción en el Enric Corbera Institute, Hipnosis clínica Reparadora Método Scharowsky, Psicosomática-Clínica con el Dr. Salomón Sellam
Esta semana toca hablaros sobre una película que, a su vez, es un musical. Este…
Desde hace un tiempo, vengo observando un descenso en la calidad de la educación, la…
Se entiende el progresismo como una doctrina que busca una sociedad más equitativa, justa, tolerante…
Parece que ahora viajar solo en tu coche es un crimen de Estado. ¿Por qué?…
Es tal el nivel de enfrentamiento ideológico en nuestro país y tan grave la necesidad…
Esta semana tengo pensado hablaros sobre la película Diplodocus. ¿El motivo? Porque me resulta curioso…
Ver comentarios
Nuestros padres y abuelos salieron adelante con mucho menos
Y qué bien haríamos en echar la vista atrás y seguir su ejemplo. Grandes maestros/as nuestros abuelos/as... Gracias.